Ayer comentábamos la importancia de practicar la respiración profunda, principalmente para lograr un mejor control mental y el logro de nuestros obejtivos. Pero hoy vamos a ir a la práctica.

Retomemos ahora los consejos de la doctora Vera Peiffer, autora de un método sencillo y práctico para ejercitar la respiración profunda. Se trata de un ejercicio muy conveniente para los principiantes, en tanto combina la relajación con la respiración diafragmática sin mayores complicaciones y en un tiempo breve:
- Adopta una postura cómoda, ya sea sentado(a) o acostado(a).
- No cruces los brazos ni las piernas, porque eso provoca una tensión física.
- Apoya una mano en el estómago, justo por encima del ombligo.
- Comprueba los principales puntos de tensión, y relájalos conscientemente. Afloja las mandíbulas, pero sin abrir la boca. Deja caer los hombros. Abre las manos y deja caer los dedos.
- Cierra los ojos y ve tomando conciencia de la posición de tu cuerpo: primero la cabeza, y sucesivamente los brazos, el tronco y las piernas.
- Respira como lo haces normalmente y escucha tu respiración durante diez inspiraciones.
- Empieza a respirar profundamente, llenando antes el vientre y después el pulmón, en una sola inspiración. Controla que primero se eleve la mano que apoyas sobre el ombligo, y luego llena también el tórax.
- Realiza diez de estas inspiraciones profundas, reteniendo el aire mientras cuentas hasta cinco. Después exhálalo.
- Deja que tu respiración se normalice naturalmente.
- Tensa con suavidad los músculos y mientras vuelves a relajarlos, abre los ojos.
«La respiración profunda es fundamental para la salud física y el desarrollo espiritual.» Dennis Lewis.
Fuente: Más allá de El Secreto, Brenda Barnaby, pp. 55-56