La virtud esencial de la respiración es que actúa como transmisora entre el cuerpo y la mente. La oxigenación de nuestro organismo no sólo es imprescindible para mantenernos vivos, sino que nos proporciona un excelente camino hacia lo más profundo de nuestro ser. La energía de la respiración, cuando alcanza la plena dimensión de la conciencia interior, nos permite reconocer nuestras vibraciones mentales, a la vez que refuerza y armoniza nuestro ser en todos sus niveles.
Para la filosofía yoga, nombre que define a una de las 6 vertientes filosóficas y religiosas ancestrales del hinduismo, existe una relación directa entre la respiración y el estado de ánimo mental. Aún sin ningún esfuerzo físico, cuando una persona está ansiosa, angustiada o asustada, su respiración se hace más rápida, superficial e irregular. Es decir, cuando la mente está agitada se agita también la respiración. Por el contrario, si la mente está serena y sin inquietudes, la respiración es más regular, lenta y tranquila.
No es difícil suponer que si la mente influye en la respiración, ésta a su vez influye en la mente. Como ya sabían hace siglos las religiones orientales, el control de la respiración es la puerta imprescindible para el control mental. Esa puerta es la que abre el camino hacia los pensamientos positivos, las buenas vibraciones y el cumplimiento de nuestros deseos.
Ya sea lo que desees en tu vida, la respiración profunda puede apoyarte para conseguirlo.
Fuente: Más allá de El Secreto, Brenda Barnaby, pp. 52-53
