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Sueño y Obesidad

Tal y como ya hemos explicado en anteriores ocasiones, el buen descanso y el sueño reparador son ingredientes esenciales para la salud de nuestro cuerpo y de nuestra mente. Por el contrario, dormir menos horas de las necesarias noche tras noche, puede acarrear riesgos para nuestro metabolismo. Los estudios realizados en los últimos dos años concluyen que dormir menos de lo necesario favorece el sobrepeso y aumenta el riesgo de sufrir diabetes. Se ha demostrado que, si perturbamos el ciclo del sueño nuestro organismo experimenta cambios que lo llevan a tener más hambre, a preferir alimentos calóricos, a quemar calorías con menos eficiencia y a acumular más grasa. Al mismo tiempo, la secreción de insulina se reduce y con ella también el control del nivel de azúcar en sangre.

sueño
Dormir bien nos refresca por dentro y por fuera

Por todos estos motivos, el neurobiólogo Dr. Buxton (de la Universidad de Medicina de Harvard) sostiene que el sueño inadecuado sería el tercer pilar que, junto a la dieta desequilibrada y la falta de actividad física, protagonizan la actual epidemia de obesidad. En esencia y para hacernos una idea rápida de la cuestión: la dieta determina cuántas calorías entran en el cuerpo; la actividad física influye en cuántas salen; y el metabolismo – regulado en parte por el sueño -, influye en la facilidad con la que las calorías quedan atrapadas entre la entrada y la salida. El peso aumenta cuando la cantidad de sueño se reduce y el horario se altera y la falta de sueño altera las hormonas leptina y grelina, que regulan el hambre, aumentando la sensación de apetito. Buxton afirma en su último trabajo publicado este pasado mes de abril en la revista Science Translational Medicine que “dormir poco cambia nuestras preferencias; nos apetecen más los alimentos ricos en carbohidratos y no tanto las frutas, verduras y hortalizas”.

¿Podemos adaptar nuestro organismo a la falta de sueño?

Pese a los anteriores resultados de Buxton, aún queda espacio para la esperanza. Según afirma Lluís de Lecea, neurobiólogo de la Universidad de Stanford (EE.UU.)  “una persona puede dormir menos de lo que le conviene, por ejemplo seis horas al día, y adaptarse cuidando la dieta y practicando actividad física”. Para De Lecea el sueño puede ser un factor importante para el aumento de peso, pero la clave sigue siendo la dieta. Los resultados de la última investigación llevada a cabo por el propio Buxton indican que algunas de esas alteraciones en el metabolismo provocadas por la falta de sueño son reversibles.

Respecto a las horas de sueño recomendables y pese a las ocho horas de rigor, los expertos están de acuerdo en que no puede establecerse una pauta generalizada de horas de sueño para los adultos, ya que a nivel individual las necesidades de sueño varían de una persona a otra. Cosa distinta sucede con los niños: ellos son un colectivo especialmente vulnerable al déficit de sueño ya que las consecuencias afectan a su desarrollo y a su proceso de aprendizaje. El déficit de sueño en los niños puede provocar problemas de crecimiento (ya que la hormona del crecimiento se segrega al dormir), mayor riesgo de obesidad y menor rendimiento escolar, ya que queda afectada la memoria y la capacidad de concentración.

Fuente: El Mundo, 7 de mayo de 2012
Imagen: vivirsalud.com

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