Un nuevo estudio encontró que así como los olores de la comida pueden causar hambre, también pueden activar áreas del cerebro que dan la sensación de saciedad.

De acuerdo a una publicación en el Journal of Agricultural and Food Chemistry, el «dulce olor del éxito» para los que están a dieta que quieren un mejor control del apetito podría ser lo que actualmente los científicos de la comida se refieren como «liberación de aroma retronasal», una propiedad del alimento que puede disparar la sensación de saciedad y que de hecho hará que dejes de comer.
Esta investigación fue realizada por NIZO, una empresa ubicada en Ede (Holanda), que realiza trabajos de investigación en comida, bebidas e ingredientes de compañías alrededor del mundo. Un equipo de NIZO dirigido por el PhD Rianne Ruijschop, un tecnólogo de alimentos especialista en sabores y texturas relacionados con la salud, estudió la posibilidad de utilizar el aroma como un disparador para reducir o incrementar la sensación de saciedad (plenitud). Ellos demostraron que ciertos aromas que se desprenden desde la boca hasta la garganta (al tragar) llegando a la nariz al consumir alimentos y bebidas (llamado «liberación de aroma retronasal») aceleran la sensación de saciedad y pueden incluso precipitar el final de una comida.
Rianne Ruijschop nos recomienda las siguientes estrategias que pueden aumentar la liberación de aroma retronasal y, por lo tanto, la saciedad, obteniendo un mejor control del apetito:
– Comer bocados pequeños: morder poco o simplemente masticando por más tiempo puedes prolongar el tiempo de saciedad y hacer que los olores surtan efecto.
– Elegir alimentos con aromas complejos, en vez de aromas simples: Los primeros inherentemente «te llenarán más». Algunos ejemplos: queso curado (complejo) comparado con queso tierno (simple), un vino caro (rico, bouquet con un sabor complejo) frente a un vino barato (muy suave y simple), o una fruta madura (complejo) contra una fruta verde (simple)…
– Comer sólidos. Los alimentos sólidos requieren masticación y por lo tanto dan más tiempo a los aromas a surtir efecto que los alimentos líquidos. Así que estrictamente desde el punto de vista sensorial (olfato) para efectos de saciedad, vale la pena comer sólidos en vez de líquidos.
Vía | rodale
Imagen: pedrosimoes7
Pingback: Para dejar de comer, comienza a oler | Bienestar