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Más sabor… ¡y menos sal!

¿Sabías que la sal  es probablemente el sazonador más antiguo y que fue incluso utilizado como moneda en el lejano oriente y hasta mediados del siglo XX en Etiopía? De hecho, los soldados del antiguo imperio romano recibían su paga con este producto y el término salario permanece desde entonces.

Sin embargo, no todo lo que brilla es oro (o sal), y aunque históricamente se haya usado como moneda, para dar más sabor a las comidas o como conservante de alimentos, la sal refinada, no es buena para la salud.

El cloruro de sodio, popularmente llamado sal de mesa o de cocina, es bastante nocivo para nuestra salud si es consumido en exceso. Descubre cómo evitar complicaciones debido a este enriquecedor de sabor presente en nuestra mesa.

¿La sal perjudica a la salud?
Según la nutricionista Celeste Elvira Viggiano (especialista en obesidad y diabetes), «a priori el cloruro de sodio compuesto de un 40% de sodio y de 60% de cloro, no hace mal a la salud, siempre y cuando se consuma 6 gramos al día como máximo. Por encima de este valor, el consumo a largo plazo puede desencadenar hipertensión arterial y cálculos renales».

La OMS (Organización Mundial de la Salud) es todavía más severa, recomendando sólo 5 gramos al día.

¡Una pizca de sentido común!
La sal es perjudicial así como los alimentos que la contienen: comidas enlatadas, salsas y sopas industrializados, productos ahumados, las carnes con conservadores y los pescados como el bacalao.

Ahora que sabes que el exceso de sal perjudica la salud y es una especie de veneno para hipertensos, ¡no llegues al extremo de suprimirla!

El yodo, esencial para nuestro organismo, es adicionado a la sal de cocina para que podamos adquirir la cantidad necesaria de este mineral.

Una buena opción es utilizar la sal light o sal vegetal, pero la Dra. Viggiano recalca que eso «no hará milagros, porque sólo es una reducción -y no una ausencia de sodio».

Si quieres aminorar los efectos del exceso del enriquecedor de sabor por excelencia, toma una mayor cantidad de líquidos, pues «su consumo favorece el aumento de la diuresis, que permite eliminar mayor cantidad de sodio y cloro del organismo», agrega la nutricionista.

También es importante resaltar que algunos alimentos pueden minimizar los efectos del exceso de sal en la alimentación, principalmente los ricos en potasio, como las verduras, legumbres, frutas y carnes.

Pequeños Trucos

Si estás decidido a disminuir el consumo de sal, es importante que tengas en cuenta que existe un tiempo de adaptación, tanto de las papilas como del cerebro. Así que es sólo cuestión de tener paciencia y recordar que existen otras maneras de sazonar nuestra comida, para no dejar de comer sabroso bajo ningún concepto.

  • Cocinar sin sal los alimentos y a la hora de comer poner el salero en la mesa para que cada quien agregue un poco.
  • Utilizar especias como orégano, albahaca, perejil, pimienta, comino,  curry y pimentón para condimentar nuestras comidas, en lugar de sal.
  • Espere hasta el final, cuando cocine para salar los alimentos. A veces, cometemos el error de empezar a agregar la sal desde el principio sin darle tiempo a los alimentos a que suelten todas sus propiedades y le den sabor a la comida.
  • El ajo es una alternativa saludable, maneje bien las cantidades y obtendrá comidas deliciosas y con bastante sabor.
  • El limón también es muy bueno para sazonar comidas y hace milagros ayudándonos a digerir las grasas.

 Si tienes algún conocido que consume mucha sal o está interesado en disminuir el consumo, no dudes en enviarle este articulo.

Fuente: Revista Vida Nutrilite, Año 2, No. 7, Marzo 2006, p. 22

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