Todos amamos el verano, sobretodo nuestra piel y aunque hace mucho calor, su llegada nos alegra los días y nuestra agenda suele estar copada de compromisos, que incluyen viajes, playa, montaña, piscina, ríos, amigos y mucha pero mucha exposición al sol. La luz solar es vital para nosotros y nuestros cuerpos están diseñados para aprovechar los rayos solares de muchas maneras, y si tenemos los cuidados necesarios , podemos sacar provecho de ellos. De hecho, la luz solar es tan esencial, que existe un tipo de depresión conocido como trastorno afectivo estacional que está relacionado con la falta de exposición al sol por largos períodos (por ejemplo, en invierno).
Veamos entonces, algunos de los múltiples beneficios que nos trae la exposición moderada al sol:
Producimos Vitamina D:
Cuando estamos expuestos a la luz solar nuestro cuerpo produce Vitamina D, y esta se encarga de regular el paso de calcio a los huesos y a los dientes para fortalecerlos. Se recomienda exponernos al sol por lo menos, de 5 a 10 minutos, dos o tres veces por semana. La carencia de la producción de Vitamina D produce debilitamiento por la pérdida de densidad ósea.
Nos ayuda a evitar enfermedades:
Debido a la asimilación de vitaminas como la E y la D, fortalece nuestro sistema inmunológico (con la exposición al sol aumenta el número de linfocitos o glóbulos blancos) lo que nos ayuda a evitar enfermedades respiratorias e infecciones que puedan poner en peligro nuestra salud.
Mejora nuestro estado de ánimo:
¿Han notado que, de hecho, estamos más felices cuando sale el sol brillando sobre el horizonte y nos calienta la piel?. Sentimos que tenemos más energía, y nos llena una fuerza vital que nos motiva a movernos. Así que hace sol afuera, ¡sal un rato y recárgate!
Regula nuestro reloj interno:
Nuestro reloj interno se guía por las señales ambientales, y la luz solar se asocia directamente al control de los ciclos circadianos, así como a la adaptación del ciclo luz-oscuridad, lo que regula nuestros ciclos de sueño y vigilia. Por eso, cuando el sol se oculta, se produce la melatonina (hormona del sueño), el cuerpo asimila la orden y empezamos a sentir sueño y nuestro cuerpo se prepara para descansar.
Reduce el diagnóstico de asma infantil:
Esta es una excelente noticia para los niños que sufren de asma infantil, una afección bastante común y que se debe a la aceleración de los procesos alérgicos en infantes. Nuevamente, la luz solar, a través de la Vitamina D, genera un efecto protector y reduce los efectos alérgicos causantes de este peligroso malestar.
Cuidados para el Verano:
Conocer los horarios para tomar sol:
Si conocemos los horarios en los que la radiación solar es menos intensa, podemos tomar el sol de manera inteligente para evitar daños en nuestra piel. Se recomienda exponerse al sol desde las 6:00am hasta las 11:00am y después de las 4:00pm. Entre las 11 de la mañana y las 4pm se aconseja evitar la exposición. De esta manera, evitamos quemaduras y el envejecimiento prematuro.
Usar protector solar:
La tonalidad de nuestra piel va a permitir que toleremos mejor la exposición al sol o no. Tal, es el caso de las personas claras o muy blancas, que requieren mayores factores de protección solar, y de las personas morenas u oscuras que no necesitarán factores tan altos de protección. En todo caso, existen variedad de ofertas en el mercado para ayudarnos con los cuidados de la piel . Es obligatorio aplicar protector solar(25, 30, 35 o 50) y es recomendable aplicarlo media hora antes de exponernos al sol, y renovarlo cada dos horas (debido a la sudoración, o si nos mojamos), para mantenernos protegidos.
Preparar la piel para la exposición:
Para no terminar el verano quemado por el sol, es importante preparar nuestra piel, se aconsejan tomar jugos de zanahoria, naranja y tomate, por lo menos 15 días antes de exponernos al sol; así como ir aumentando gradualmente el tiempo que nos exponemos al sol. La idea es broncearnos cada día 5 minutos hasta llegar a 30 minutos máximo. Igualmente, al finalizar la faena es importantísimo hidratar nuestra piel con cremas o ungüentos naturales como el aloe vera.
Cuidado con los más pequeños:
Nada le hace más ilusión a los pequeños de la casa que salir de vacaciones de verano. Por eso, es importante recordar que debemos cuidarlos y protegerlos del sol; ningún bebé menor de 5 meses debe ser expuesto al sol, y a los niños más grandes se les ha de controlar el tiempo de exposición , aplicarles protector solar y llevarles ropa para cubrirles la piel y evitar quemaduras.
Estar preparados para los paseos:
Es importantísimo que siempre salgamos preparados para hacerle frente al sol. Llevar gafas de sol, gorras, sombreros, sombrillas y siempre buscar lugares que tengan resguardo del sol, garantizará que disfrutemos del día sin excesos.
Tomar mucho líquido:
El agua siempre será nuestra mejor aliada para el calor de verano. Además de mantenernos hidratados, aumenta nuestra energía y nos mantiene la piel tersa y radiante. También el consumo de verduras, y zumos de frutas nos ayuda a eliminar toxinas y estar saludables.
Visitar al dermatólogo:
Bien sea antes o después de exponernos al sol, es importante, asistir al dermatólogo para que nos evalúe en búsqueda de lesiones, lunares extraños que hayan aumentado de tamaño o cambiado de color, manchas u otras afecciones. Recordemos que prevenir puede salvar nuestra vida.
Para nosotros, lo más importante es poder disfrutar sanamente en familia de estos momentos de esparcimiento y descanso. Por eso, esperamos que estos consejos para el verano les hayan sido útiles y sepan como protegerse del sol, para que puedan disfrutar de su fabuloso bronceado.
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