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Atención Afectiva y Obesidad Infantil

Los cuidados y la atención que dispensa una madre al bebé durante sus primeros meses de vida ejercen un importante influjo sobre su desarrollo psicológico y sobre la formación de su personalidad. A este hecho, ya conocido por los expertos, se añade un nuevo descubrimiento: los recién nacidos que han tenido una relación menos cercana con su madre tienen más probabilidades de ser obesos en su adolescencia.

mama y bebe
El cariño y la atención son básicos en su desarrollo

Así lo acaba de mostrar un nuevo estudio estadístico realizado en la Universidad Estatal de Ohio (EEUU) en el que se han seguido a más de 900 niños desde sus tres primeros meses de vida -cuando el trato con sus madres fue objeto de repetidos exámenes- hasta los 15 años de edad. Llegados a la adolescencia, los niños que reflejaron una peor relación con sus madres presentaban tasas de obesidad significativamente mayores, aun teniendo en cuenta otras variables que podían correlacionar, como los niveles de educación o ingresos.

En el estudio se midieron la calidad de las relaciones entre la madre y el bebé utilizando dos parámetros: la sensibilidad materna y el apego de seguridad. La sensibilidad materna se midió a partir de la interacción en situaciones de juego que fueron registradas en vídeo. Para determinar el apego de seguridad se evaluaron las reacciones de los niños en presencia o en ausencia de sus progenitoras, en condiciones controladas en laboratorio. Fueron objeto de valoración positiva tanto la capacidad de la madre para reconocer el estado de ánimo y las necesidades del hijo como la tendencia de este a explorar sin miedo el entorno, a sabiendas de que estaría bien cuidado y vigilado por su madre. Ambos parámetros se midieron repetidamente a medida que los niños crecían: a los 15, 24 y 36 meses de edad.

Resultados

Cuando los bebés cumplieron los 15 años, se observó que más de un cuarto de los niños con bajas puntuaciones en sus interacciones con la madre presentaba niveles preocupantes de obesidad. En contraste, sólo el 13% de quienes mejor atendidos estaban según las pruebas presentaba este mismo problema.

El resultado del estudio invita a reflexionar, una vez más, sobre la atención que los progenitores prestan a sus hijos en este mundo acelerado en el que vivimos. Los científicos nos recuerdan que la calidad de las relaciones entre madre (y padre) y el bebé son un factor importantísimo en la regulación de las emociones, el desarrollo neuronal y la respuesta al estrés durante el crecimiento de los niños. Además, el manejo del estrés está relacionado con anomalías en sistemas fisiológicos de los que depende el balance energético, las cuales pueden derivar en obesidad. No obstante no hay que obviar los principales factores de obesidad son la mala dieta, el sedentarismo y la falta de sueño.

La supervisión, la atención y el afecto de los padres sobre sus hijos no sólo son factores que pueden ayudar a reducir los malos hábitos alimentarios y el estilo de vida sedentario, sino que, además y más importante, aportarán a esos niños una serie de herramientas y habilidades emocionales que les serán de gran utilidad en su desarrollo y, especialmente, en su vida como adultos.

Fuente: “El Mundo” (2 de enero de 2012)
Imagen: vicuba.com

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