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¿Se me pasó el arroz? La edad no es obstáculo

El siguiente artículo fue escrito por Frank Fernández, un apasionado del fitness y la gestión deportiva.

¿Se me pasó el arroz?…

Esta frase, que tantas veces usamos para expresar que ya es tarde para hacer algo por nuestra “elevada” edad, me va a ayudar a iniciar este nuevo artículo enfocado a si existe una edad límite para empezar a hacer ejercicio físico.

Desde luego que se trata de una población “especial” por sus características. Las franjas de edad que más han crecido en los gimnasios son a partir de los 35 años y especialmente por encimas de los 50-60 años con lo cual son el futuro ya presente en todos los gimnasios. En un estudio personal he comprobado que muchos se apuntan sin saber muy bien porqué, porque se lo ha recomendado su médico, porque imagina que le irá bien a su salud y mejorará su calidad de vida (esto es correcto siempre y cuando esté controlado por un profesional) o porque se reúnen con más personas de su edad.

Muchos pasan por las grandes piscinas, actividades acuáticas y al final se encuentran sentados en una bicicleta de última generación sin saber muy bien como funciona. Desde luego que el ejercicio físico les proporcionará grandes beneficios y mejorará en muchos casos su calida de vida, pero en esta clase de poblaciones la figura del profesional del ejercicio físico adquiere el papel principal.

Debemos diseñar un programa específico a sus necesidades, conocer muy bien sus posibles patologías como artrosis, osteoporosis, hipertensión, afecciones cardíacas, etc… No es cuestión de recomendarles que se metan en la piscina (muy de moda entre la gente mayor y que a veces no es lo más indicado dependiendo de la patología), que se suban a una bici o que simplemente caminen… tenemos que ir mucho más allá.

No fue hasta el principio de los 80 cuando se empezó a recomendar un trabajo de fuerza a través de varios estudios que demostraban que la ganancia de fuerza en personas mayores mejoraba el metabolismo basal (el consumo de calorías que nuestro cuerpo efectúa en reposo), la densidad mineral (osteoporosis) o el dolor de espalda. Esto no significa que pongamos nuestros mayores a entrenar como un fornido culturista sino que no desechemos la idea de un trabajo de fuerza controlado.

Animo a esas personas mayores (que no viejas, porque viejos son los objetos con muuuchos años) que no sólo se cierren a nadar, hacer aquagyms, sino que experimenten el trabajo en una sala de fitness, una clase dirigida de las llamadas “suaves” como pilates, estiramientos, etc… y se pongan en manos de gente profesional que aparte de conocimientos y recursos técnicos tengan la ternura y amabilidad que necesitan estas personas.

Me gustaría acabar este artículo haciendo memoria de uno de mis muchos clientes que he tenido como Entrenador Personal en uno de los clubes donde trabajé hace ya unos cuantos años….

Estaba en la sala de fitness cuando llegó un hombre mayor apoyado en un bastón acompañado de una joven que resultó ser su hija. Le costaba andar, bueno mas bien arrastraba los pies y miraba al suelo en cada paso. La hija me comentó que su padre, el señor Tomás, había enviudado hacía 3 meses y que no quería salir de casa, ni pasear… ya ni sacaba a su perrito, me pidió si podía entrenarle para que recuperara un poco la movilidad y comenzamos a entrenar juntos dos veces por semana durante 30 minutos. Mis compañeros se me acercaban y me decían: “Frank, no vas a tener faena con este hombre”… incrédulos de que pudiera mejorar. Hicimos muy buena conexión y él me contaba que ya no tenía ganas de seguir en esta vida porque le faltaba lo que más quería, su esposa… Intenté hacer una de las cosas que más hoy en día usamos los Coachs, los entrenadores… “Coaching” que no es más que ayudar al que tenemos al lado a que cuando se encuentre un obstáculo con nuestra ayuda pueda superarlo mejor, lo que deberíamos hacer a diario las personas con los demás. Bueno resumiendo… a los 3 meses tenía que ir yo detrás de él para que parara quieto¡¡¡, mis compañeros alucinaban del cambio que había experimentado el señor Tomás… Cuando dejé ese club me fue difícil despedirme de él, me regaló un cuadro de una barca anclada en la orilla de una de las costas catalanas, era pintor….

Lo dicho, os animo a que hagáis como el señor Tomás, nunca se es mayor para muchas cosas, la edad no es obstáculo, los obstáculos nos los creamos nosotros. Desde aquí un abrazo a Tomás allá donde esté.

Frank Fernandez
Escrito por: Frank Fernández
frankfernandez.jimdo.com
swimandcoach.jimdo.com

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