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¿Qué son los Alimentos Funcionales?

El ritmo de vida actual y el empobrecimiento en la calidad de los alimentos han potenciado el incremento de los llamados alimentos funcionales: son aquellos alimentos a los que se les ha añadido algún componente natural o introducido durante el procesado, y a los que se les atribuye un efecto beneficioso sobre la salud, más allá de las meras propiedades nutricionales. A modo de ejemplo, encontramos huevos enriquecidos con omega 3, leche con ácido fólico o enriquecida con calcio, galletas con fibra…

Los alimentos nos cuidan, por dentro y por fuera.

Algunos de los nutrientes o componentes “añadidos” más conocidos son: el omega 3, las bacterias ácido lácticas, el ácido fólico, el calcio y la fibra. El omega 3 se encuentra de forma natural en los pescados azules, los frutos secos pero se añade de forma artificial a huevos, anchoas, leche, aceite o margarinas. Las bacterias ácido lácticas se encuentran de forma natural en la leche materna y en el yogur. Ayudan a incrementar la acidez del intestino e impiden que se reproduzcan o activen bacterias nocivas. Se añaden de forma industrial en los yogures y bebidas lacteofermentadas (como los bífidus o los “lactobacillus casei”). El ácido fólico (cuya ingesta es fundamental durante el embarazo) lo encontramos en la carne, las legumbres, las verduras de hoja verde y en los cereales integrales, pero se añade a leche y derivados lácteos, zumos, pasta, etc. El calcio es otro de los “añadidos” más conocidos. Se puede ingerir de forma natural con lácteos, vegetales verdes, frutos secos y semillas (como el sésamo), pero se añade como ingrediente extra a margarinas, bebidas de soja o yogures. Por último, la fibra es uno de los ingredientes de más fácil obtención, siendo sobradamente conocida su presencia natural en los productos integrales (pan, pasta o cereales) y en verduras, frutas y legumbres. No obstante y teniendo en cuenta que la dieta actual dista en muchas ocasiones de ser equilibrada, la industria alimentaria añade fibra de forma artificial a la leche, los yogures, los zumos o las galletas.

Es importante insistir en que todos estos ingredientes “añadidos” que dan lugar a alimentos “funcionales” se encuentran de forma natural en los alimentos y que su absorción es mucho más óptima si los ingerimos de forma natural que si los incorporamos como ingrediente añadido. La venta de este tipo de productos “enriquecidos” es frecuente en casos en los que por motivos concretos no pueda seguirse una dieta equilibrada (por enfermedad o alergias alimentarias, por ejemplo), en los que se necesiten incorporar suplementos extra de determinados nutrientes o, simplemente, en aquellos supuestos en los que no se presta atención al mantenimiento de una alimentación sana y equilibrada. Por eso, lo mejor es optar por seguir una dieta variada y equilibrada, a poder ser, con productos ecológicos y de proximidad.

Fuente: “100 Alimentos que mejoran tu salud”. RBA 2010.
Imagen: yopasolavoz.com

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