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La Calabaza: Propiedades y Nutrientes

El invierno nos trae frío y recogimiento pero también nos regala hortalizas tan nutritivas como la calabaza. La calabaza presenta múltiples propiedades. Su pulpa es sabrosa y ligera por lo que está indicada en cualquier dieta de adelgazamiento y, además, es una gran aliada para combatir los problemas de estómago, ya que previene y alivia las inflamaciones de estómago e intestino. Su consumo está indicado en casos de gastritis, síndrome de colon irritable o la enfermedad de Crohn. Por otro lado es diurética – evita la retención de líquidos y previene los cálculos renales – y estimulante del páncreas, lo que la convierte en un alimento muy adecuado para los diabéticos.

Calabaza clase butternut

La pulpa y las semillas

Uno de los nutrientes estrella de la calabaza son los carotenos. Las propiedades de los carotenos son muy amplias, destacando su función preventiva del cáncer, especialmente el de próstata, y su función protectora de la salud ocular, siendo muy recomendable su ingesta en aquellas personas que fuerzan la vista en su trabajo habitual. A los carotenos hay que añadir su alto contenido en vitamina C (previene contra el colesterol y fortalece el sistema inmunitario) y en fibra (siendo un gran remedio para el estreñimiento y de gran ayuda para eliminar las toxinas del intestino y prevenir, así, enfermedades como el cáncer de colon). Aunque la pulpa cuenta con grandes propiedades son sus pipas las que esconden un gran valor nutricional. Son una fuente vegetal de proteínas: 30 gramos cubren el 15% de las necesidades diaria de proteínas y casi el 50% de minerales como el fósforo y el magnesio. También aportan hierro, zinc (previene problemas de próstata), cobre, ácido fólico y vitamina E. Las pipas dan un toque especial a panes, ensaladas o salsas.

¿Cómo preparar la calabaza?

Una crema de calabaza es ideal para los días de frío. Basta con hervir una calabaza mediana, una cebolla y una patata, añadirle un poco de mantequilla o queso tras retirarla del fuego y triturarla con el turmix. También se puede optar por un toque más sabroso preparando un sofrito de cebolla por separado y añadiéndole luego el resto de ingredientes anteriormente referidos, triturándolo todo junto. Para la presentación, podemos añadir una bola de queso mascarpone y unas cuantas semillas de sésamo.  También podemos optar por hervirla y comerla sin triturar junto con otras verduras (judía verde, patata, acelgas..) o como acompañamiento de arroz, quinoa, pollo, pescado, etc.

Fuente: “100 alimentos que mejoran tu salud”. RBA 2010.
Imagen: gastronomiaycia.com

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