Menú Cerrar

Hambre ó reservas de grasa

En el artículo anterior, comentábamos que preferimos los carbohidratos antes que la grasa y por ello resulta difícil bajar de peso. Otro aspecto que debemos considerar es que una persona experimenta hambre cuando necesita energía, (por lo general más carbohidratos) mucho antes de que el cuerpo se vuelva hacia sus reservas de exceso de grasa. Esta programación biológica nos sirvió bien en los tiempos prehistóricos al señalar a los humanos de esa época que siguieran comiendo (y comiendo y comiendo) cuando el alimento era suficiente, antes de hacer uso de sus reservas almacenadas.

Estamos biológicamente programados para comer cada alimento como si fuera la última comida que vamos a tomar por mucho tiempo, y en muchos casos así fue, antes de que el ser humano aprendiera a preservar los alimentos, a cultivarlos y a domesticar animales.

La habilidad de hacer elecciones conscientes contrarias a nuestra programación biológica es lo que nos separa de la mayoría del reino animal. Prácticamente, los humanos y los animales tienen los mismos apetitos y deseos biológicamente dirigidos, lo que produce placer cuando se satisface, con una importante diferencia total: los humanos tienen una mente y un alma que es superior a la de ellos y puede controlar sus deseos biológicos. Por desgracia, en la actualidad, esto parece ser verdad en todas las áreas para la mayoría de la gente, excepto en sus hábitos alimenticios.

En nuestro mundo de abundante comida, algunos animales han aprendido a reemplazar su programación biológica. En esta época, muchas personas que tienen mascotas utilizan comida seca y se la dejan afuera para que la consuman sin prisa, en lugar de esperar hasta que les pidan su siguiente alimento. Los veterinarios y los propietarios de mascotas han aprendido que si uno alimenta a su mascota sólo cuando está muy hambrienta, comerá todo lo que se le dé, aunque su cuerpo ya no lo requiera. Sin embargo, si tienen el alimento a su disposición, la mayoría ajustará su apetito y comerá sólo lo que necesita para tener una óptima salud. Es triste que esta sea una lección que la mayoría de los doctores y ciudadanos tienen todavía que aprender para ellos mismos y para sus hijos.

En la actualidad, también comemos mucho más rápido de lo que lo hicieron nuestros padres -cuando era frecuente que la gente se sentara a la mesa con más tiempo para conversar.

Por lo general se lleva de 10 a 15 minutos desde el momento en que ingerimos el alimento hasta que saciamos el hambre, este el motivo por el cual en ocasiones ya no se tiene hambre cuando el plato principal se tarda en un restaurante.
Cuando se toma un momento entre plato y plato o entre bocados para digerir su alimento, su hambre se satisface son sólo la cantidad de calorías que usted requiere. Pero cuando come con rapidez en su escritorio, entre citas o en un restaurante de comida rápida, con frecuencia sólo piensa en que tiene hambre y sigue comiendo aunque ya haya ingerido más que suficientes calorías.

Fuente: Paul Zane Pilzer

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.