Los medios de comunicación a menudo nos dicen que cambiar la dieta de un niño puede mejorar su comportamiento, mejorar su concentración e incluso los pueden hacer más inteligentes. Desafortunadamente no hay píldoras alimenticias mágicas, pero la evidencia sugiere que gozar de comidas regulares y de una dieta sana y equilibrada ayuda al niño a tener la mejor oportunidad para un óptimo desempeño mental y de comportamiento. La actividad o el ejercicio físico regular es igualmente importante – apuntar por lo menos una hora por día.
Los fundamentos de una dieta sana para los niños son:
- 3 comidas al día – desayuno, almuerzo y cena con 1 o 2 meriendas
- Variedad de frutas y vegetales – ofrecer por lo menos 5 porciones al día (para un niño la porción de una fruta fresca o de vegetales es del tamaño de su puño)
- Para el calcio – 3 porciones al día de productos lácteos tales como leche, queso o yogurt. Otros alimentos ricos en calcio incluyen la leche de soja fortificada con calcio, semillas de sésamo, habas de riñón, habas de judía, almendras, nueces de Brasil, sardinas o sardinas conservadas, higos y espinaca.
- Carbohidratos en cada comida (cereales, patatas, arroz, pan, pastas, tallarines, ñame, etc) – y variedades de granos enteros.
- Para la proteína y el hierro, comer algo de carne, pescados, aves de corral, habas, lentejas, huevos o soja a diario.
- Limitar los alimentos azucarados y grasos tales como gaseosas, dulces, chocolate, papitas fritas, galletas y comidas fritas.
- Mantenerse bien hidratado bebiendo suficientes líquidos – ingerir cerca de 6-8 tazas al día – agua o leche son lo mejor para los dientes.
Fuente: BDA – Diet and the Behaviour and Learning of Children (PDF)
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