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¿Cuándo comer?

¿Cuántas veces hemos oído y reproducido la frase de “no piques entre horas”?. Ese consejo repetido desde hace años encuentra ahora respaldo científico según un estudio publicado en la revista “Cell Metabolism”: tan importante es lo que se come como cuándo se come. Los expertos coinciden en que establecer unos horarios fijos para alimentarse y respetar los tiempos de descanso del organismo entre comidas son fundamentales para prevenir enfermedades metabólicas y  mantener el peso a raya. La explicación a esta cuestión parece encontrarse en que comer a cualquier hora altera los biorritmos y esa alteración es un factor de riesgo para sufrir obesidad.

Picar entre horas, uno de los vicios más extendidos

Los biorritmos de nuestro organismo vienen determinados por el reloj interno que regula la vigilia y el sueño. Su función es básica ya que de él dependen numerosos mecanismos metabólicos: las reacciones que se producen en nuestro cuerpo para, por ejemplo, procesar los alimentos y obtener de ellos la energía necesaria para vivir.

Desde un punto de vista práctico, conocer cómo funcionan esos biorritmos internos y cómo éstos interfieren en el proceso metabólico es fundamental para poder tratar uno de los mayores problemas de salud del mundo occidental: la obesidad. Los autores del mencionado estudio afirman que las modificaciones sobre el estilo de vida constituyen la primera línea de intervención en el tratamiento de la obesidad debido a su facilidad y poco coste en comparación con la cirugía o la farmacoterapia. Por este motivo y junto a las clásicas recomendaciones de cambiar lo que comemos, los autores del estudio apuestan por centrarse en los ritmos naturales de alimentación como pilar del tratamiento contra la obesidad.

Para comprobar su hipótesis y determinar si esos ciclos metabólicos pueden proteger contra la obesidad y otros problemas asociados, investigadores del Departamento de Gastroenterología de la Universidad de California (EEUU) han desarrollado el siguiente estudio: alimentaron a ratones durante 18 semanas, unos siguiendo una dieta estándar y otros una dieta alta en grasas, si bien la variable fundamental fue que algunos tenían acceso libre a la alimentación y otros acceso limitado cada ocho horas. Resultado: tanto los ratones que tomaron una dieta alta en grasas como los que comieron una dieta normal estuvieron protegidos de la obesidad siempre que la ingesta la realizaran en un horario restringido. Esto se tradujo en que los roedores mostraron mejoras en su ritmos metabólicos y funcionales, ganaron menos peso y sufrieron menos niveles de inflamación, un marcador relacionado con la resistencia a la insulina, en comparación con los que comieron a cualquier hora.

A la vista de estos recientes estudios, podemos concluir con que es hora de focalizar la atención también en cuándo se come. Según el Dr. Ramon Estruch del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona . «Siempre se ha dicho que comer cinco veces al día es lo mejor, pero hay poca evidencia que apoye esto. Lo que demuestra el estudio es que mantener un ritmo de comidas de ocho horas frente a comer cuando tú quieras es mejor y genera cambios increíbles, como una reducción en los niveles de insulina, lo que supone una protección frente a la aparición de diabetes”.

En definitiva, es fundamental que aprendamos a conocer nuestro metabolismo para identificar nuestros biorritmos en lo referente a la comida, ya que con un buen conocimiento y una ingesta de comida respetada y consciente nuestro organismo tendrá una mayor capacidad para ajustar su sistema de eficiencia energética y sentirse mejor y con mayor vitalidad.

Fuente: El Mundo 20 junio 2012
Imagen: salood.com

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