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Aprendiendo a Meditar

Cuando somos niños nos enseñan a cepillarnos los dientes, a atarnos los cordones de los zapatos, a vestirnos, a escribir….pero nadie nos enseña a meditar. Por este motivo lo primero que tenemos que tener presente antes de perder los nervios es que la meditación es algo que se aprende, si nos interesa, en la edad adulta. Y como cualquier aprendizaje se fundamenta en dos pilares esenciales: la práctica y la paciencia.

postura de meditacion
Postura de meditación

Hemos hablado de la meditación en varias ocasiones, especialmente sobre sus beneficios. Pero, ¿qué es meditar?, ¿cómo se medita?. Para los que estén interesados en ello, este artículo tratará de aportar algunas recomendaciones básicas que nos permitan iniciarnos en la práctica meditativa. Existen muchos manuales y libros sobre la meditación, sobre sus técnicas y pautas. No obstante y sin perjuicio de que la literatura nos abre las puertas y nos adentra en ámbitos que nos suscitan curiosidad, la idea de la meditación es pasar a la práctica.

Lo importante es poder encontrar un rato al día en el que podamos estar solos, en un espacio tranquilo de nuestra casa, sin mucho ruido. Podemos encender una luz tenue, una vela o poner un incienso. Respecto a la postura, lo más importante es mantener la columna vertebral recta: podemos sentarnos en el suelo con las piernas cruzadas y las manos suavemente apoyadas en las rodillas con las palmas hacia arriba o con el dedo índice y pulgar unidos. Si esta postura resulta incómoda podemos sentarnos en una silla con ambos pies apoyados en el suelo y las palmas de las manos hacia arriba, descansando sobre las rodillas.

Meditar no es pensar. Meditar es entrar en un estado interno de quietud. Para ello, empezamos la práctica centrándonos en la respiración. Efectuamos tres respiraciones profundas y completas (inhalar el aire por la nariz hinchando el abdomen, subiéndolo poco a poco hacia la zona media o pulmonar para terminar en la zona alta o clavicular), reteniendo el aire y expulsándolo lentamente por la nariz. A continuación efectuamos, por ejemplo, cinco respiraciones, contando el tiempo que tardamos en inhalar por la nariz de forma completa, retenemos el aire en el interior durante unos segundos, y exhalamos en el doble de tiempos que hemos necesitado para inhalar. Es muy probable que durante la práctica aparezcan pensamientos en nuestra mente. Es normal que ello suceda ya que estamos continuamente pensando, en la mente. Si es así, dejamos que esos pensamientos se acerquen y se alejen como si fueran nubes cruzando el cielo: lo importante es no engancharse ni recrearse en ellos. A la respiración podemos unir visualizaciones de objetos o paisajes agradables (imaginar que olemos una flor, el sol, una playa…). En la meditación no hay reglas estrictas, la única norma es dejarse fluir.

Con la práctica diaria y constante de la meditación nos sentiremos más tranquilos, más serenos y más conectados con nuestra esencia y con un estado interno de quietud. Si la practicamos por la mañana nos ayudará a afrontar el día con más conciencia y menos nerviosismo y si lo hacemos por la noche, nos iremos a dormir más tranquilos, relajados y satisfechos.Poco a poco podemos ir incrementando el tiempo de dedicación, recordando siempre que lo importante es la práctica y, por supuesto, el disfrute.

Imagen: pensamientoconsciente.com

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